miércoles, 13 de febrero de 2013

Cerdos, confeti y preposiciones

Iguázel Elhombre: Cerdos, confeti y preposiciones ( El Periódico de Aragón - 13/02/2013 ) 


A veces pienso que no voy a regalarles más emociones a este hatajo de déspotas, mafiosos y cínicos que nos gobierna y nos ha gobernado. Que no se merecen el hacerme sentir nada. No quiero que tengan la autoría de lo que me late. Con cada emoción que me provocan, ira, vergüenza, tristeza, miedo o asco, me tocan por dentro. Y no quiero. No estoy dispuesta a permitirles que me zarandeen o me revuelvan el estómago con sus venenos. Lo que quiero es vomitarles encima. Y después de las arcadas decirles adiós con un beso que lleve en el aliento todo el mal que nos han hecho. Cada una tiene sus fantasías, y yo sueño con hacer unzapateao sobre sus carnés de partido.
Tomar el congreso no puede ser un golpe de estado cuando el estado nos está dando una paliza. En todo caso sería defensa propia. Tenemos que hacernos una dieta depurativa de un sistema poblado de toxinas que utilizan la política como plataforma de engorde. Como los cerdos. De tanto gobernar contra, remueves las tripas de todas las preposiciones, hasta de las que estaban guardadas en los sobres. Y las personas que de verdad están en la política con vocación de servicio público, que tiren las siglas de su partido al fango y se remuevan de sus asientos para ponerse a desbrozar de malas hierbas todas las estructuras. La voluntad política es un ejercicio de responsabilidad, no de fe.
Ya no hay esquinas en las que refugiarse mientras el sistema se rompe. Le sangran todos los cantos. Y tenemos que ocupar el protagonismo del relato o nos acostumbraremos al hedor de vivir en el medio de una piara sin salidas de emergencia.Toca recuperar el tacto de una política hasta ahora cubierta con capas de piel muerta. En, con, de, desde, para, por. Estas son nuestras preposiciones. Las de gente que puede hacer política estando en el centro de la afectación de las decisiones que se tomen.
La responsabilidad política no puede recaer en el ser sino en el hacer. Y el hacer deshace las escaleras que se utilizan para medrar en las direcciones de los partidos. Nos gobernaremos a pie de suelo. Entre nosotros. Quizás nuestra primera medida tenga que ser establecer el ICP, Índice de Conciencia de lo Público y hacer un test a quien quiera dedicarse a la política. Nuestros representantes no pueden ser personas que nunca hayan pisado una fila del paro o que no tengan hijos que coman de tupperware en un colegio público y sin monitoras. No puede gobernarnos alguien que sólo ha estado en un hospital público para hacerse una foto como souvenir exótico. Ni tampoco aquellas personas que no conocen la biblioteca más cercana o no saben lo que cuesta el transporte público.
Dicen que a cada cerdo le llega su San Martín. Preparemos el confeti.

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