lunes, 1 de abril de 2013

Piticascas de una palabrista

Piticascas. El concepto. 


Piticascas es mi palabra inventada favorita. La ha dicho siempre mi abuela, que no encontraba nada en el bolso porque estaba lleno de piticascas. Mi madre cambió el nombre del arroz mil delicias por el arroz mil piticascas. También vale para las tareas por hacer, siempre se tienen mil piticascas pendientes. Piticascas es entonces lo que te contiene, lo que te alimenta y lo que haces. Yo lo cogí prestado como concepto en el que refugiarme. Estoy con mis piticascas quería decir, que estoy en mí, en un rato mío, con mis cosas. Y estar en esas, mis piticascas, acabó siendo un momento en el que leo y/o escribo. Por eso puse piticascas a mi blog, mi residencia online en la que hacerle un hueco a lo que contengo, me alimenta o hago. Ahora también piticascas es un libro. Mi primer libro.


Piticascas. El libro. 


Me digo palabrista porque lo que hago es un juego de funambulismos. Palabrista = equilibrista de las palabras. Y en ese hacer equilibrios me encontré con Los imaginantes Ediciones. Y con la delicadeza de Agnes Daroca dándole vueltas a cómo hacer un libro que a la vez fuera un objeto artístico. Piticascas es un collage de instantes, unas emociones dibujadas a jirones, un almacén de miradas, una colección de remiendos y una caja de costura, una cartografía de sensaciones, un mapa de coordenadas particulares. En Piticascas hemos imaginado un año con el que recordarnos. Piticascas son unos momentos que nos regalamos. Por eso hemos trazado los días, meses y estaciones en las que encontrarnos. Piticascas son 366 frases, 12 relatos y cuatro ilustraciones hechas a mano; primavera, verano, otoño e invierno.





Piticascas. La presentación del libro.


¿Sabes por qué las escapistas nunca se escapan del todo? porque el truco no existe si al final no se ven las caras de la gente. Por eso hay un día y un lugar para la presentación del libro Piticascas. Por ver esas caras y abrazarlas con todo el cariño y la emoción que me cabe dentro.

Eva Cosculluela fue una de las primeras personas que leyó los relatos y que seguía mis buenos días, ese ejercicio con el que me probaba a mí misma mis hechuras palabrísticas. Un homenaje a Ramón (Gómez de la Serna) en el que colgué una frase por día durante todo el año 2012. Eva fue la primera persona que me dijo que podía tener sentido publicar un libro con esas frases y algunos de mis relatos. Eva también fue de las primeras en saber que el libro con mis piticascas se iba a publicar y que sería Agnes la que lo ilustraría y Los imaginantes quienes lo editarían. Así que me hacía mucha ilusión que fuera Eva quien nos presentara. Y así será. Y será en un espacio que tiene un hueco propio en mi colección de momentos y lugares, la librería Portadores de Sueños.






Esta entrada en el blog sólo pretendía ser una manera de empapar unas palabras en la emoción que siento, como si untara unos bocados para guardármelos bien impregnados en este ahora. Lo escribo porque es la manera en la que yo memorizo las sensaciones que quiero rebañar.

Nos vemos el día 18 de abril a las 20:00 horas en la Librería Portadores de Sueños. Gracias.




Las palabras estaban ahí, sólo había que alterar su sitio. Escribir es siempre como un acto infiel en el que haces tuyo algo que no lo era. Las palabras ya estaban ahí. Las oyes, las miras, las lees, las recortas, las robas y las modelas. Porque te hacen falta para escribirte mientras sigues buscando respuestas de por qué necesitas escribir...


"¿Por qué escribo?" Félix Romeo

Escribo porque soy diferente.

Escribo para ser diferente.

(...)

Escribo porque tengo miedo: antes cuando tenía miedo me metía debajo de la cama. Escribo para levantarme cuando quiera. Escribo para acostarme cuando quiera. Escribo para imponer mi versión de los hechos. Escribo por envidia. Escribo por fascinación. Escribo para ser feliz. Escribo para ganar dinero. Escribo para saber cómo escribo. Escribo para que se publique lo que escribo. Escribo para seducir. Escribo para ser apreciado. Escribo para existir. Escribo para ser visible. Escribo para despertarme cada día en un lugar del mundo. Escribo para que me insulten. Escribo para seguir vivo. Escribo para no matarme. Escribo para saber lo que pienso. Escribo para mentir. Escribo porque soy feliz. Escribo para pedir perdón. Escribo para no pedir perdón. Escribo porque cuando escribo no vivo. Escribo para vivir más tiempo. Escribo porque me lo piden. Escribo porque no me reconozco en las fotografías. Escribo porque quiero dar mi versión de la historia. Escribo porque en mi escritura sólo mando yo. Escribo porque me gusta escribir. Escribo porque no sé conducir. Escribo porque soy vanidoso. Escribo para perder el sentido. Escribo porque busco el sentido. Escribo como el cultivador de champiñones: con los pies enterrados en mierda y con la certeza de que el producto no es un manjar. Escribo como el pescador de un barco congelador. Escribo para follar. Escribo para respirar. Escribo para no tener que escribir. Escribo para mirar todo y todo el tiempo. Escribo para recordar. Para recordarme. Para volver a alcanzar ese estado febril. Febril y fabril. Escribo por insatisfacción. Escribo por venganza. Escribo por remordimiento. Escribo para confesar mis pecados. Escribo para esconder mi vergüenza. Escribo para reírme. Escribo porque me da miedo el fuego.

(...)

Mi padre me cedió su máquina de escribir. Y una vez que se la arrebaté ya no podía cambiar: tenía que escribir y tenía que ser escritor. Ahora, más que diferente, me siento extraño.

Artículo completo de Félix Romeo "¿Por qué escribo?" http://www.circulobellasartes.com/blog/?p=1086

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