domingo, 2 de junio de 2013

Qué jodido es su maldito bien común


Lo común son muchas cosas y tiene muchas acepciones. Algo que no siendo privativamente de nadie, pertenece o se extiende a varios. Lo corriente. Lo ordinario, vulgar, frecuente y muy sabido. Una comunidad, generalidad de personas. Y luego está el común divisor, la sal común, el delito común, la fosa común, el mínimo común múltiplo, el nombre común o el lugar común. Creo entender a lo que nos referimos con cada común menos cuando desde el poder se alude al bien común para justificar un nuevo ataque a nuestros derechos. El bien común, dicho por el gobierno, se viste de grandísimo malnacido para dibujar la frontera del adentro y el afuera. O si lo prefieren zopenco, mentecato, majadero, imbécil, cretino, inmundo, gaznápiro, palurdo, ceporro, necio, indecente, deshonrible, sinvergüenza, pérfido, abellacado, despreciable, abyecto, maligno, mezquino, canalla, tunante, vil. No "hijodeputa", que a ver por qué eso tiene que ser un insulto. El caso es que el bien común no puede sonar con más hediondez que cuando lo vomitan aquellos que sueltan el látigo en las espaldas ajenas. Dicen que hacen lo posible. Qué agudos son nuestros mayores que de toda la vida han llamado a los ricos como "los que tienen o son de posibles". Así que hacer lo posible, es necesariamente, hacer lo que les beneficia a los que tienen dineros. Por eso nosotros imaginamos lo imposible, porque somos pobres. Contémonos las cosas antes de que se nos las lleven.
EL PP ES como Tejero pero cambiando la pistola por el decreto ley y el ¡quieto todo el mundo! por un ¡fuera todo el mundo! Fuera del sistema sanitario las personas que no han nacido en la España mía, esta España nuestra. Fuera del sistema educativo los alumnos que no aprueben la reválida, que el fracaso escolar se elimina no formando mejor sino echando a más alumnos de las clases. Fuera del país los jóvenes. Fuera de sus casas la gente que no puede pagarlas. Fuera la gente de las calles, prohibimos que se manifiesten. Fuera las ayudas a la dependencia. Fuera los investigadores, será la fe la que nos saque de la crisis y no la ciencia, ¡blasfemos! Fuera los libros de las bibliotecas. Fuera los niños de los comedores escolares. Fuera las becas. Fuera los derechos laborales. Fuera lo social, lo público, lo que es de todos. Por el bien común. ¿Te has fijado que antes los bancos de las plazas eran para que nos sentáramos varias personas y luego se pusieron de moda los bancos para un solo culo?, como si estos bancos individuales fueran un control arquitectónico del derecho de reunión. Qué peligroso es el estar juntos. Por nuestro bien común nos dejan fuera. En su adentro sí que cabe la banca caníbal, la estafa, una educación segregadora, un código penal que convierte la protesta social en delincuencia o que mi útero se convierta en propiedad de la moral cristiana a pesar de tener un cuerpo ateo y un estado aconfesional.
Su bien común nos expulsa. Así que desobedecer es puro ejercicio de supervivencia. Por sentido común, el nuestro.

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