domingo, 15 de febrero de 2015

Trapicheos de color carne

Trapicheos de color carne ( El Periódico de Aragón - 14/02/2015 )

Cuando eres la hermana mayor, aun siendo pequeña, eres algo mayor. A la autoridad moral se llega antes por la maldad que por el tamaño. Yo ya era capaz de engañar cuando todavía no sabía distinguir entre realidad y ficción. Con mi hermana me separaba una distancia de cuatro años y medio de picardía. Yo la aprovechaba para cambiarle varias monedas de un duro y de veinticinco pesetas por una de quinientas. A ella le parecía un chollo porque se iba con varias monedas y yo me quedaba sólo con una. Todo iba bien hasta que un día mi hermana acudió a mi madre y le mostró ilusionada su botín. Mi madre no se quedó conforme con el intercambio y prohibió las transacciones financieras en nuestro cuarto. En el colegio estuve mucho tiempo siendo una de las encargadas de llevar las cajas de pinturas a las mesas grupales en las que estaba dividida el aula. Elegía la mejor caja para mi grupo y seleccionaba las pinturas más bonitas para nosotras. Los compañeros de las otras mesas me acusaban de tramposa y yo me indignaba mucho aunque no sabía lo que era y no estaba tan de moda como ahora. Lanzaba un alegato sobre mi dedicación y sacrificio, mi grupo defendía mi honorabilidad y ahí no había pasado nada. Al día siguiente le ponía el color carne al grupo de insurrectos para que no convocaran otra protesta en mi contra. Me hice pasar por alérgica a la tiza para no salir nunca a la pizarra y me las arreglaba para utilizar el cepillo de dientes de mis compañeros, pero eso no lo hacía por maldad sino por tener un cuerpo ajeno a la propiedad privada. Yo pensaba que se compartía. En el comedor escolar aprendí lo que era el estraperlo y crecí sintiendo que tenía la culpa del hambre en el mundo al dejarme siempre comida en el plato. Hacíamos pellas en el instituto y pedíamos dinero para el autobús que en realidad era para irnos al bar. Un día me encontré en la calle una cartera. La debían de haber robado porque no llevaba dinero. Sí tenía la identificación y tarjetas. La podía haber devuelto pero me la quedé. Era una cartera de marca y yo era pobre y estaba enamorada. Conseguí que mi novio me quisiera mucho por ese regalo. De adulta he engañado a mis padres, me he portado mal con mis novios, he decepcionado a amigos y me he equivocado muchas veces. "¿No tienes la sensación de que todo es amable ahora? Hay algo de mentira en cada producto. Los cuchillos tienen que aparentar que no cortan, las sartenes parecen objetos decorativos, nada tiene aristas y luego llega la gente, se roza con la realidad y se siente desamparada". Esto dice David Trueba en su libro Blitz. Incluso llegamos a moldearnos así, con la mentira como troquel de lo que somos. Quizá sólo se trata de ser honestos con nuestros embustes. No pretendo que gobierne la pureza porque todos tenemos astillas. Pero, si lo viejo se va por traidor, lo nuevo no puede llegar falsificando principios. Bueno, tú vótame y te daré la pintura de color carne.

domingo, 1 de febrero de 2015

El equilibrio de los cuerpos.

El equilibrio de los cuerpos ( El Periódico de Aragón - 31/01/2015 )

Las cosas pasan como poniéndose todas en fila esperando a lanzarse ante ti. Llegamos a ellas una detrás de otra. Se caen y el ruido te recuerda que una nueva ficha ha golpeado la mesa para que le prestes atención antes de poner el mantel para la cena. Y no puedes fijar tu mirada al derrumbe de algo porque enseguida hay otro tema que empuja por detrás para ponerse en el turno de llamada. Y luego está el dormir, el tener la nevera con algo de comida y el procurar cuidados a tu red para que los nudos que has entrelazado no se suelten cuando seas tú la que se cae. El cuerpo se te subleva con declaraciones, noticias y titulares. Algo hay que hacer, te dices, y el enfado te lleva a mover el culo como las gallinas cuando van a poner un huevo. Si al menos yo fuese una gallina sería útil que la indignación se hiciera un hueco dentro de mí, me zarandeara y luego saliera lista para comer. La actualidad es como un juego de memoria en el que se nos enseñan cartas y vamos probando a ver hasta cuándo recordamos lo que hemos visto. Hace unos días teníamos a la libertad de expresión dando una capa de gotelé a nuestros mensajes. Eso ya ha pasado. Las muertes nos escuecen y se quedan en nosotros como el olor a pescado pero hay que seguir a otra cosa. Envido. Quiero. Mus. Quizás sea el Gobierno con más mujeres de la historia de Grecia. Puede. Pero siguen faltando mujeres en primera línea de ministerio. A mí me hastía que la revolución no sea capaz de cambiar usos y costumbres. Una encuesta del CIS revela que uno de cada tres jóvenes cree inevitable o aceptable actitudes de control hacia su pareja. Que si te marco los horarios, que si juzgo tu comportamiento y decido lo que puedes hacer o lo que no, que si no quiero que veas a ese amigo tuyo. Me controla porque me quiere. A mí me enerva que eso no sea asunto de Estado. Ni aparece en los titulares del informativo. No hay ministras en Grecia pero tenemos presentadoras de informativos que parecen modelos a punto de hacer un desfile. Entre noticia y noticia va la publicidad que nos enseña que las mujeres somos estreñidas, tenemos pérdidas, gases, arrugas y no hacemos bien la digestión. ¿Qué imagen de la mujer se ofrece? O no se nos ve o se nos ve de forma delirante. Todo forma parte de lo mismo. "Somos gente de neblina", dice Gabriela Wiener en su libro Llamada perdida. Busco en internet: ¿Cuál es el secreto de los equilibristas? Y me pierdo en la lectura de un documento larguísimo sobre el equilibrio de fuerzas y momentos. No tener ni idea de física hace que me obsesione acercarme a ella. La palabra estática se deriva del griego statikoIs que significa inmóvil y en física es la rama de la dinámica que analiza las condiciones que permiten el equilibrio de los cuerpos. Espero que el cambio griego no sea statikós. Que lo que nos pasa no nos pese. Una amiga me dice que está triste y a mí sólo se me ocurre decirle que le presto mi MP3 acuático para que nade con música. Intento que no se caiga.