Algunos relatos


LA TURBINA TAMIZANTE DE LOS FANTASMAS

Emisor, receptor, mensaje, código y canal. Elementos del sistema básico de comunicación. Las palabras cuando se cifran no se hacen números. Se hacen partícipes de un secuestro pactado entre dos partes.

Modelar de forma particular significantes y significados.
SIGNIFICANTE:
1. Que significa.
2. Fonema o secuencia de fonemas que, asociados con un significado, constituyen un signo lingüístico.

SIGNIFICADO:
1. Conocido, importante, reputado.
2. Significación o sentido de una palabra o de una frase.
3. Cosa que se significa de algún modo.
4. Contenido semántico de cualquier tipo de signo, condicionado por el sistema y por el contexto.

Pautar un sentido determinado y perder el sentido indeterminado.
El molde de los significados a veces no es suficiente y hay que esculpir de propio la horma que te contenga.
Lo de dentro se queda varado en una nota al margen. Robar una frase al vuelo que dibuje tus fabulaciones. No dar por acabado un cuaderno.
Los gestos que se esconden debajo de los títulos.
El recuerdo, para recordarlo, hay que dejarlo marcado con una esquina doblada.
De repente te encuentras con una libreta de la que no sabes cómo la llegaste.
Aparcar el rato.
Re lectura pendiente.
En borradores está la clave.
Problemas de encuadre.
Todo es interpretable.
Las cabañas se construyen para refugiarse. Como las señales.
Tocarme la oreja es pensarte, por ejemplo.
En alguna parte de lo que se escribe se encuentra lo que acordamos no decirnos y también los detalles de las letras que nos mencionan sin nombrarnos.
No hace falta alterar el orden.
Encriptar es sólo una cuestión de tacto.
Basta con un simple código para convertir las palabras en turbinas tamizantes de cualquier fantasma.

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INSOMNIO
Buscarte donde tienes esa herida abierta que te sirva de excusa para no aguantarte dormida.

Echarle la culpa a la sopa.

Que se te muera otro poco más el sosiego al intentar tocarlo forzando el cerrar los ojos y acordarte entonces de lo pendiente.
Quizá el fregar los restos del día que acaba sea el rito de paso del que empieza. Y si no se hace, pues esa transición tiene sus desacordes.
O que como los trapecistas, encuentro el equilibrio en movimiento y al pararme, me desestabilizo.
Puede que el sueño tenga unos muros de contención incontinentes, permeables a todo lo que le disturba.

Buscar respuestas sabiendo que a veces no se puede preguntar nada porque al no poderse contestar nada se podría hundir por ese lado el mundo.

Vueltas. Posturas. Paseo. Lo inútil, como la cucharilla en una cena sin postre.
Las trampas de creer haber llegado al comienzo del día y que el reloj te escupa una hora precipitada.

Oír la soledad de unos descansillos por los que va pasando el ascensor sin que nadie los salude.
Que el tiovivo tenga derecho de admisión y tú el culo demasiado grande.

Llegar a un libro que tiene las últimas hojas borradas.
Hacer un rodeo semántico y caerme de la res sin palabras que amortigüen el golpe.
Que no quepas ni en la nota al margen.
Sentirte la coma que finalmente se expulsa de la frase.

Tener una noche llena de segundos que ves pasar uno a uno.
Que el día amanezca nevado de minutos que también has visto llegar.
Sucumbir y levantarte.
Hoy el café empieza antes.

Buenos días.

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LAS GÁRGARAS DEL CAFÉ, LA PRESIÓN SOBRE EL CUERPO Y LAS VÁLVULAS DE SEGURIDAD

Nos hacemos, como el café, rellenándonos con lo que quiera que sea nuestra agua y sacando de nuestro yo el aroma, aquello que filtramos para no darnos a beber en bruto.

Una cafetera consta de dos cuerpos que se enroscan a través de unas juntas mecánicas que los amarran. Cuando eres hermética con tus adentros, será porque tienes una junta mecánica más ajustada de lo normal.

En la parte inferior se deposita el agua. La superior recibirá el café preparado. En medio hay un filtro con el café. El agua hierve, libera vapor, aumenta la presión y entonces sube por el filtro llevándose con ella la esencia y el sabor del café. El filtro hace de embudo por el que permitimos enseñarnos en parte. De los residuos que acumulamos, a veces se nos atasca la vida por esa parte. Las gárgaras te avisan de que el café está listo. Burbujas de aire que al mezclarse con el agua, suenan. Como te suenan las tripas en los nervios, o el suspiro antes de hablar de lo que escuece.

Para evitar una explosión, se colocan unas válvulas de seguridad que liberen presión en el caso de que sea demasiado elevada. También se llaman válvulas de alivio. Alivio a la presión. Dejar a la protagonista del cuento dormida mientras en el relato no pasa nada. Aprovechar los escombros para hacerte una cabaña sin dirección postal. Bucear para que te acune el oírte respirar. Despertarte tarde y no ser la exploradora del minuto siguiente. Esconderte en la coma que te pausa. Doblar la esquina y quedarte en ese pliegue un rato. Ponerte en el remite de las palabras que quieras que se te devuelvan. El abrazo que te mece. Bajar el
volumen de la efeverscencia. Tener pase VIP del recoveco que te sosiega.

Todo eso. Las grietas de alivio para que la presión te huya y no explotes.
La presión es una magnitud física escalar que mide la fuerza en dirección perpendicular por unidad de superficie. Puede que el impresionarse venga de pensarte pequeña y tener poca superficie para la fuerza que se tiene que soportar.

Consulto la Wikipedia. La fuerza asociada a la presión en un fluido ordinario en reposo, se dirige siempre hacia el exterior del fluido, por lo que debido al principio de acción y reacción, resulta en una compresión para el fluido, jamás una tracción.

En el cálculo de estructuras se denomina tracción al esfuerzo interno al que está sometido un cuerpo por la aplicación de dos fuerzas que actúan en sentido opuesto y tienden a estirarlo.

Quizás la traición es una trampa del cuerpo para no ser estirado. Una i como muelle elástico.
Lo que define el comportamiento del cuerpo ante la tracción es la elasticidad, la plasticidad, la ductilidad y la fragilidad.

La elasticidad es una propiedad mecánica por la que el cuerpo sufre deformaciones reversibles. Recupera su forma original cuando se elimina la fuerza exterior. Elástico es el tiempo cuando la ansiedad lo deforma.

La plasticidad es la propiedad de un cuerpo de deformarse permanente e irreversiblemente cuando se encuentra sometido a tensiones por encima de su rango elástico. Como las decepciones que te llevan a un punto de no retorno.

La ductilidad se refiere a cuando un material, bajo la acción de una fuerza, puede deformarse sosteniblemente sin romperse y te permite obtener alambre o hilos de él. Como los cuerpos que se dejan moldear sin revelarse ante lo insostenible. No se rompen, sólo se desmontan dejando que se apropien de sus trozos sin quejarse.

La fragilidad se define como la capacidad de un material de fracturarse con escasa deformación. La rotura frágil tiene la particularidad de absorber relativamente poca energía, a diferencia de la rotura dúctil. Frágil, como una piel a la que se le han quemado sus lugares y ya no se puede acariciar sin irritarla. Frágil como un beso a vuelapluma. Como la voz que se te rompe cuando los nudos de la garganta se te amotinan vestidos y sin desnudarse. Frágil, por el temor de que la presión te rompa y el miedo de que en el momento en que la tensión se disipe, ya no puedas recoger todos tus trozos y completarte.

Necesitamos presión para hacernos café y filtrar nuestro aroma. Soportarla sin deformarnos para no perder los matices. Conservar en buen estado las juntas mecánicas y tener válvulas de alivio que nos permitan respirar. Solo, cortado, con leche, descafeinado, doble, con hielo... Y tener derecho a elegir cómo quieres beberte.

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TANGENTE ES UNA RECTA Y UN ÁNGULO

Cruzar el puente para llegar al otro lado y una vez allí comprobar que no estaba puesta la meta.

Recolocarse, volver a un sitio.

El punto de partida no es lo mismo que una partida por puntos.
A veces se desordena el tiempo. Se entretiene paseando en zigzag para pensarse un rato.

Salirse de la línea como rito de paso.
Toda linea es un trazo a través del punto.

El hastío es una estación sin fecha de caducidad. Muere cuando acaba.

Entre dos distancias caben muchos huecos donde esconderse.

En las esquinas se sitúa el final de algo. Lo curvo se ve distinto a uno y otro lado.

Hay que ponerse cerca del lejos para conocerlo bien. Nunca supe dibujar la perspectiva.

Un borrón es un acto optimista que garantiza algo de fe en el futuro que sigue. El quizás es una afirmación prudente y vergonzosa. Cuando uno no sabe cómo ponerse recorre espacios y transita muecas.

Basta con un lugar que te sonría.

Aunque no haya música, también podemos bailar.

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CURSO BÁSICO DE PREVENCIÓN DE RIESGOS

RIESGO: situación que encierra una capacidad potencial de producir un accidente.

Toda probabilidad tiene su consecuencia. Por eso hay que identificar los factores de riesgo y las medidas de protección para evitar que se materialice ese riesgo.
La gravedad, los newtons de fuerza que te fuerzan a caerte. Los puntos de anclaje que evitan el vacío. Las sujeciones y apoyos que proporcionan seguridad.
Seguridad estructural. La solidez y resistencia necesarias para andar. Pasar o estar de paso en un algo. No hay que subirse a estructuras que no ofrezcan garantía. A no ser que lo hagas anclado a un punto. De ahí la necesidad de elementos como el arnés, la sirga y la línea de vida. Conviene tener cierto cociente de elasticidad en los mecanismos de rozamiento.
Evaluar cuanta carga se puede soportar. Hay que tener elementos de sujeción que eviten roturas y desplazamientos. Los bultos acopiados en las estanterías no se deben caer. Por eso tienen que estar bien arriostradas. Se trata de evitar el vuelco. No desplomarse. No romperse. No doblarse ni combarse.
En el diseño de tu propio espacio, tener en cuenta tu lugar y también las zonas anejas. Ergonomía y psicosociología. Posturas y contextos.
Lo in itinere cuenta tanto como lo que sucede cuando ya has llegado. Es necesario controlar las situaciones de emergencia y posibilitar la evacuación cuando sea necesario. Conviene hacer caso a las señalizaciones. De obligación, de advertencia y de prohibición. Hay personas que son recursos preventivos. Es una medida de protección.
Conocer dónde están los detectores de riesgo y sistemas de alarma. Las vías de circulación deben estar libres de obstáculos.
Contacto eléctrico: la intensidad de defecto, la tensión de contacto, la resistencia del cuerpo... Lo que influye para que no se te lleve la corriente.
Evitar incendios o saber tratarlos.
Identificar elementos peligrosos.
Las escaleras expeditas y fuera de suelos resbaladizos.
Controlar los ruidos y sus niveles. Problemas de decibelios.
Tener cuidado con lo que se manipula.
Utilizar la herramienta adecuada para cada cosa.
De todo conviene saber las instrucciones de uso.
Prestar atención a los dispositivos de accionamiento sostenido para que no resulten insostenibles.
Vivir consiste en minimizar los riesgos para evitar el daño. La relación de causalidad puede ser fácil o difícil. Los efectos asumibles o incontrolables.

¿Dónde está la zona de seguridad?


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EL VACÍO DE HIGGS ESTÁ LLENO DE UN APLAUSO QUE DUELE

No encontrar el pliegue en el que esconderte mientras la vida se dobla.
Avanzar incómoda y a trompicones, como quemándote las plantas de los pies pero sin arena caliente debajo.

Dejar pasar a alguien al interior de tus adentros, que están sucios, sin barrer y que aún te desordene más tus estantes.

Las legañas que almacenas como escombros de las miradas que se rehuyen.

Que las vías de escape se den a la fuga.

Los momentos que merecen una enmienda a la totalidad.

No saber hacerle un plisado a las malas caras.

Dejar en el buzón de voz la conversación que nunca tuvimos.

Que el recoja aquí su turno tenga derecho de admisión y tú te mueras en una fila que no te acoge.

No saber desactivar un eufemismo.

Los besos que saben a trámite, que se dan como se rellena una instancia.

Que la tragedia se venda por fascículos y que no se acabe nunca de completar la colección.

Que te desahucien de tu refugio, ese lugar donde te pegan los trozos cuando te rompes.

Hundirse en un tiempo abarrotado.

El roce de una piel que te lija en lugar de acariciarte. Incluso cuando no te toca.

No poder mudar a un modo mudo del mundo.

Forzarte. Forzar. Como queriendo hacer un sillón de mimbre con tuberías.

Que te descataloguen de una memoria antes de elegir formar parte de su expurgo.

Que regales todos tus nombres y nadie te llame.

Que de todo lo feo, hasta a la poesía le salgan frases grumosas, de esas que necesitarían meterse antes de nada por el pasapurés.

Todo eso duele. Como duele el escarnio de ese aplauso que choca palmas mientras tú te estás asfixiando entre sus manos.

¿Qué queda cuando te lo han quitado todo?

El vacío no es la nada porque el campo de Higgs permea todo el espacio. El vacío se convierte en un ring preparado para la interacción combatiente. Porque cuando no tienes nada, tienes poco que perder y mucho que pelear. Entonces a las partículas les puede dar por revolverse y adquirir masa. Y la fuerza de la masa es peligrosa porque toma un valor inesperado no nulo en el vacío. Eso es la ruptura espontánea de la simetría. Y la Wikipedia dice:
"Las leyes sólo describen el espacio de lo que puede ocurrir, el mundo real gobernado por esas leyes supone la elección de una realización entre muchas posibilidades. Intercambiamos la inestabilidad de las posibilidades por la estable experiencia de la realidad"

Cuando la realidad te da una bofetada en la cara con toda la mano abierta no puedes detenerte en poner hielo a una herida que escuece sino revolverte para hacerte una masa de energía que les estalle en las ganas de aplaudir a esos palmeros del despropósito.

El vacío de Higgs está lleno de un aplauso que duele.

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LA APOPTOSIS IMPOSIBLE DEL DESEO

Se agazapa en un rincón sombrío de unas ganas reservadas. Escondido detrás de la inercia de lo desatendido. Le buscas un encierro alevoso. Lo empaquetas en la ignorancia. Se silencia en el mirar para otro lado, acurrucado debajo de todas las cosas por hacer. Está desatendido en un estante, justo al lado del escepticismo. A veces, se asoma navegando en un movimiento no pretendido pero lo orillas a ese desprecio de lo disipado. No naufraga. Flota aunque lo hundas en la indiferencia. Se queda acostado en ese cojín donde nunca duermes.
Hasta que algo lo despierta. Y sale a deambular. A veces por una ventana que diseñaste abierta. Otras, por la grieta imperceptible que insististe en tapar. Si está ahí, acaba saliendo pese a ti. Se escabulle por el pasadizo de lo fabulado. Va montado en sensaciones inconscientes. Te lo encuentras en esa mirada que no creíste dirigir. Te engañas poniendo verjas que siempre se pueden saltar. Lo no pronunciado cabalga en un eufemismo sibilino, en una negación con brío, en un desvelo inoportuno. En la punzada de un gesto sin afilar y que aún así corta. Te pones guantes con espinas para no tocarlo y te descubres arañando el tiempo hasta ceder a él. Resulta que cosiste los botones sobre los ojales y ahora no puedes abrochar la culpa. Y sucumbes a destapar ganas. Se desnuda y te envuelve como un estado de ánimo. Te escuece o te acaricia en una cenefa que dibuja todos los espacios que te contienen. Te garabatea por dentro. Dimiten los diques. Se abstiene la abstención. El funambulista cae por el lado de lo inevitable. La goma de borrar no funciona para difuminar lo pensado.
Las hojas en otoño se suicidan. Es la apoptósis, la muerte celular programada. Pero las lagartijas siguen moviendo la cola cuando se las descabeza. Eso pasa con el deseo, lo mueres o lo matas pero no se suicida, colea hasta que lo abrazas.

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LAS EGAGRÓPILAS NO SE PUEDEN TRAGAR

Las egagrópilas son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que algunas aves regurgitan.

Las voces y las trampas. Las veces sin toste ni moste.
La torpeza afectiva.
Un que se quede o un que se vaya.
La desviación de un susurro.
Los abismos, simulacros y los telones que ocultan fondos.
El compás que cierra un circulo que se te queda pequeño.
El desencanto y el aburrimiento.
Los días que sólo restan.
La maledicencia y el hacer las cosas mal.
El desencuentro y el perderse encontrando.
La versión de un director sin rostro ni nombre en una película que es tuya.
El avance de una tragedia.
Los escalones que acumulan tropiezos.
Las ausencias y las presencias huecas.
El autoengaño y las máscaras.
Los pliegues que no se conocen.
La bruma y el nublarte.
Las miradas que no hacen diana.
Las trincheras que sólo sirven para esconderse.
La inestabilidad de un paso y el desorden del equilibrio.
La estadística y la probabilidad.
La incomprensión del infinito tiende a uno.
Los pactos tácticos de provisionalidad y la estrategia del compromiso eterno.
El ver, oír y callar. El desasosiego y el dolor doliente.
Los sentimientos que se creen inocentes.
Las sonrisas que no se gastan.
Las palabras que se guardan.
La cordura que se pierde cuando te mareas.
Los ecos. El ruido. Las voces que no se escuchan.
El miedo y las armas, incluso las que pierden la r.
El desgarro de un trozo del trato.
Los espacios en blanco.

En las personas las egagrópilas son todas esas cosas que se hacen bola y no se pueden tragar.

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¿QUÉ QUEDA DEL ENCUENTRO DESPUÉS DE ENCONTRARNOS?

Meterte en lo nuevo es entrar en una sala de curiosidades. No hay zona de confort porque en lo desconocido no sabes cómo ponerte. El tacto es vulnerable, por eso al llegar no fuerzas el tocar, por si algo se rompe.

Recorres a tientas los huecos. Rozas el espacio vacío. Se juntan los cuerpos en suma de soledades, esperando el momento en que los afectos se encuentren.

Las miradas están de mudanza. De uno a otro lado como trazando las líneas que completen un dibujo. Se te mete algo en el ojo, escombro inoportuno de rehuir un cruce de miradas.

Si los deseos son lo que nos mueve, el mundo está lleno de personas que danzan. ¿Cuántas bailarinas caben en un solo mundo? Quieres decir algo pero antes lo tienes que pasar a limpio. Las vías de escape se dan a la fuga. ¿Qué hacemos con nuestras angustias?

Las llagas de la boca salen por el roce de todas esas palabras que se te acumulan y escuecen.
Quisieras una brújula que te proporcione unas coordenadas para saber el lugar que ocupas:
- Usted está aquí.
- Coja Número.
- Rellene el formulario.
- Espere su turno.
- Póngase en la fila.

La metodología admite dibujar por fuera de los márgenes. O damos mesura al lenguaje o mataremos todas las palabras.

Transparencia no es habitar en una caja de cristal sin puntos ciegos.
Compartir código es un acto de HAMOR con hache. Todos los besos son transmisores. Los susurros son siempre acogedores.

Fracaso, experiencia y reciclaje.

Cuando se rompen los diques de contención, los cuerpos de estar juntos, huelen a confianza. Se te desmontan las protecciones. Das la espalda pero sólo para poder dedicar un reojo. Regalas todos tus nombres.

Te dejas llevar por el roce, no es que sudes, es el cuidado que se destila de los poros al ambiente. Acordar, atravesar, articular y encontrarnos.
Alargas el rato para quedarte a ver qué le pasa a la noche cuando termina sin llevarte por delante. En la piel se te quedan acumulados los gestos y el lenguaje. Por eso el relato será incompleto, porque no es un cuerpo que abrace para palpar todo lo que lleva dentro.

Abrir una grieta para dejar salir el afecto. Quedarte en un pliegue compartido. Llevarte una colección de momentos cuando te marches.

Sin pisar la arena es muy difícil dejar huella pero yo me llevo el roce del cuerpo como souvenir.

Si no fuera para tocarnos, ¿para qué tendríamos piel?

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SON SIN SONIDO

Ronronea como aquello que reclama se le haga caso.
Rompe una conversación o la sobrevuela impertinente buscando el momento de asaltarla.
Se sitúa al acecho para dar caza al ruido.
Pausa la aceleración.
Acelera la huída.
Huye como la respuesta que se esquiva.
Se acumula, se vacía.
Vive en una constante batalla por hacerse hueco. Se viste de tregua. O se traga las palabras para ser notado sin disfrazarse.
Se esconde en lo que no cabe.
Remolonea en los finales que cuesta acabar.
Otorga, traiciona, desvela.
Te estalla en la cara dándote una bofetada muda.
Baila entre lo que no se mueve.
Se atraganta en las bocas.
Grita en espacios en blanco.
Araña ratos.
Aparece entre cambios de renglón.
Abraza la duda que te nubla.
Respira en esa sonrisa que permite llegar.
Si hablas de él, se muere.
Si lo tocas, el mundo deja de sonar.
Calla y déjame pasar, dijo el silencio.

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LA BOCA COMO JAULA PALATINA

Todo empieza en una boca que se abre y en una lengua nerviosa que no sabe cómo ponerse. Dentro se llevan los silencios inflados. Aquellos que para que no se te hagan bola conviertes en globo. El aire que les da forma son todas esas palabras que te has dejado sin decir. Aquellas que de alguna manera quedan sujetas al frenillo de la lengua y no salen de la boca. Si no fuera por este frenillo que limita sus movimientos, podríamos morir tragándonos la lengua. Lo mismo con esas palabras. Si anduvieran sueltas también podríamos morir. Por eso la lengua es el músculo más fuerte de todo el cuerpo humano; ayuda a masticar lo que cuesta tragar, colabora en la deglución de todo aquello que conforma tus adentros, provoca el hablar y el callarse y posibilita el sentido del gusto y del disgusto. Tiene surcos, y éstos son los que hacen diferente a cada lengua. Porque cada persona tiene sus propias costuras y las palabras que se esconden de bocas para adentro son distintas. Cuestión de paladar. Sin embargo, todas las bocas cuentan con glándulas salivares que permiten la digestión. Hay cosas que se absorben fácilmente, se encajan en un hueco de tus adentros. Otras no, te mellan, salta un fragmento y te rompen un poco. Por eso a veces te salen llagas en la boca. Es del roce de todo lo que te escuece. La lengua cuenta con filtradores de bacterias, lo que pasa es que a veces no saben si lo venenoso está por salir o entrar. Lo que se desboca a veces acaba en un beso. La mentira tiene una fuga por donde escapar sin daño ni ruido, se llama elipsis o sonrisa. Los labios se pintan para vestir de incógnito palabras impostoras. Y se suspira para dar de respirar a todo lo que se almacena.

La boca se equivoca. El error sabe a secreto o a frase inoportuna. Despropósitos de las papilas gustativas. El morder es sólo un intento de capturar un aliento. Porque a veces te ahogas. Respiras normal por fuera pero te falta oxigeno por dentro. Y ni la lengua ni la boca saben de primeros auxilios cuando son palabras las que te estrangulan.

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VÉRTIGO CON EMPUJE HIDROSTÁTICO BAJO PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

El principio de Arquímedes es un principio físico que afirma que: «Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja». Esta fuerza1 recibe el nombre de empuje hidrostático o de Arquímedes, y se mide en newtons. http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_Arqu%C3%ADmedes
En mecánica cuántica, la relación de indeterminación de Heisenberg o principio de incertidumbre establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas sean conocidas con precisión arbitraria. Sucintamente, afirma que no se puede determinar, en términos de la física clásica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un objeto dado. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partículas, en su movimiento, no tienen asociada una trayectoria definida como lo tienen en la física newtoniana. Este principio fue enunciado por Werner Heisenberg en 1927. http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_incertidumbre

A veces creces sin que se te pelen los dedos como en el previo a un estirón. Sabes que algo está cambiando pero no hay un algo que te demuestre. Sientes los newtons de fuerza que te empujan y luego el vértigo. Pero el vértigo no desaloja agua como para poder medir la intensidad de lo que emerge o se sumerge. Inmersión en una piscina llena de vértigo que no sabes que profundidad tiene.

Vivir es a veces un juego de rasca y gana que puede no tener premio pero no por eso tú dejas de jugar. El impuesto revolucionario que viene con el boleto es el no saber lo que pasa después. En las tiradas de dados, no hay carteles luminosos que te indiquen cuáles son las decisiones correctas. No hay apuesta segura, dijo el as desde la manga del crupier. Se llama incertidumbre, un vacío legal del conocimiento preciso. No tener certezas sobre la posición y el momento dado. La indefinición de la trayectoria de unas partículas en movimiento.

Mezclar a Arquímedes y Heisenberg y esperar a que al abrir la coctelera, no te estalle en la cara. Vértigo con empuje hidrostático bajo principio de incertidumbre. Dejarme llevar por la corriente y aprovechar la duda de un tiempo líquido para bucear un rato.

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NO CABE EN UNA PARTIDA AUSENTE DE SCRABBLE

Las puertas no nacen blancas, hay que hacerlas que sean así. Si quieres.
A veces las cosas dejan de funcionar y hay que cerrarlas para que marchen.

Marchar tiene siete acepciones:
  1. Irse o partir de un lugar.
  2. Andar (moverse un artefacto o máquina).
  3. Dicho de una cosa: Funcionar o desenvolverse.
  4. Dicho de la tropa: Ir o caminar con cierto orden y compás.
  5. Perder en un enfrentamiento.
  6. Sobrellevar una situación más o menos prolongada.
  7. Morir (llegar al término de la vida).

Si te dicen te requiero, no sabes si te están haciendo una llamada de SOS o es que te quieren dos veces.
Hay que tener terraza a la que salir para ver el fuera antes de meterte allí.

Dejar palabras escritas en libretas a las que llegar cuando ya no estás en ese ahora.
Poner pestillo para las cosas que dan susto.
De repente te encuentras con unos susurros sin voz.
Es probable que la confianza huela demasiado.
Nunca se pueden abrazar las sombras.
Siempre me dejo un beso por gastar.

Pronuncio "correzto" en lugar de correcto. Quizá porque nunca hago las cosas del todo bien.

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